
Cualquiera que viva en Cataluña está sometido diariamente a la presión y repercusión del uso y el abuso de las lenguas que practicamos. A mi parecer, la defensa del catalán está llegando a extremos insospechados y a una especie de nacionalismo exacerbado que no hace más que malmeter y dificultar el entendimiento entre las personas. Para mi, la riqueza de esta comunidad es que tenemos dos maravillosas lenguas que nos permiten comunicarnos con los de más. Tenemos el español que nos comunica no sólo con la gente del país sino con personas de otros muchos lugares como, por ejemplo, los países de latinoamerica. El catalán, a su vez, nos ayuda a entendernos con la gente de nuestra comunidad, de toda Cataluña y algunos lugares de Francia e Italia donde también se habla.
Bien ,dicho esto, quiero expresar una idea fundamental para mi respecto de las lenguas. Ante todo, considero que una lengua lo que debe permitir es la comunicación. En el momento en el que la usamos como barrera, como elemento de distanciamiento respecto de otras personas es cuando nos estamos equivocando. Uno puede defender su identidad, su lengua, la supervivencia de esa lengua, etc. sin necesidad de menosvalorar otra lengua o a las personas que no la hablan, leen, escriben, entienden o conocen. Estimados catalanes (como yo) ¿dónde ha quedado el sentido común? ¿En qué punto hemos perdido la conciencia de la importancia de la comunicación por encima de los nacionalismos?

Para mi la lengua es la mayor herramienta de comunicación que posee el humano y lo que lo distingue de los animales. Somos capaces de comunicarnos, de conocer y establecer relaciones con todos los países gracias a las lenguas. No podemos, ahora, retroceder y volver a la prehistoria y hacer ver que todo lo que hemos aprendido y toda la comunicación establecida no ha existido ni la hemos necesitado. Señores mios, debemos ser lógicos. No podemos discriminar a las personas que vienen a nuestra comunidad y hablarles en catalán, lo entiendan o no, porque entonces, si hacemos eso, debemos actuar en consecuencia y no aceptarles ni el dinero que están depositando en nuestras ciudades, ni la cultura que nos aportan, ni la gastronomía, ni las profesiones que desarrollan, ni el crecimiento general que tanto y tanto nos aportan y tanto y tanto necesitamos. A mi me enseñaron de pequeña que lo más importante en la vida es ser respetuoso, y creo que antes que catalanes tenemos que ser personas, y personas respetuosas y tolerantes que demuestren que la riqueza de nuestra cultura no está solo en la lengua, sino también en la educación. Catalanes, la doble moral no lleva a ningún sitio y la imbecilidad menos.